Dibujo de Mujer Con Sombrero (I)

Silvio Rodriguez
Yo no vine a ti, viniste tíº.
Yo no te esperaba y te besé.
Se supone que debo callar.
Se supone que debo seguir.
Se supone que no debo protestar.
Se supone que eres un regalo
que se me rompió enseguida
y ahora, nada: lo de siempre.
Se supone que eres el sombrero
de una fiesta, de esos de cartó,
para la ocasió.
Oh, mujer:
si supieras lo breve que entraba la luz
en la casa de un niño, en un alto edificio,
y que era la hora esperada del dí­a,
no me hubieras tocado en el hombro una vez.
Oh, mujer:
si supieras lo breve que entraba esa luz
en una casa que se llamaba la noche,
en una casa en la que no habí­a más puerta
que la de la razó de aquel niño sin fe.
Ahora se supone y nada más.
Yo tambié quisiera suponer
que la cobardí­a no existió,
que es un viejo cuento de dormir.
Pero quedo yo, en medio de mí­,
en medio de las mismas paredes,
sonriendo a los amigos,
yendo allá, desayunando.
Pero quedo yo aquí­,
aplaudiendo una vez más
a los fantasmas de las tres.
Oh, mujer:
ojalá que contigo se acabe el amor.
Ojalá hayas matado mi íºltima hambre,
que el ridí­culo acaba, implacable, conmigo
y yo, de perro fiel, lo transformo en canció.
Oh, mujer:
no te culpes, la culpa es un juego de azar.
Nadie sabe lo malo que puede ser riendo
ni lo cruel que pudiera salir un regalo.
No te asustes del dí­a que va a terminar.
No te asusten los puentes que caigan al mar.
No te asustes de mi carcajada final.