Sudando entre las sabanas
Se han prendido de tu piel
Tus labios insolentes y atrevidos
Dame la sed que el agua no apaga
Dame la sal que el mar se robo
Bebe de mi boca desesperada
Déjame bañarte con mi sudor
Dame la furia de tu mirada
Dame el veneno de tu pasió
Deja tu perfume sobre mi almohada