A un cadete acostumbrado a las corridas
la vergüenza ya le pisa los talones,
lamentando el precio de sus confesiones
va esquivando ejecutivos por Florida.
Mientras cruza sin mirar las avenidas
se martilla la cabeza sin piedad,
vuelve con los ojos llenos de perdó.
Pero es demasiado tarde
y ella le da un beso de esos
que humillan a la soledad.
Por el centro todos conocen la historia
del más pillo y la más bella del condado,
y aunque tiene momentos de poca gloria
es un cuento que merece ser contado.
Cuando el amor se tomó unas vacaciones
la vida le dio milonga y el bailó,
unca le dijo que no a otros rocanroles.
Pero Steve Ray Voughan fue testigo
de esa magia que los condenó
a vivir eternamente
entre el tedio y la pasió,
el instinto y la razó,
entre la perseverancia
y la cruel resignació.
Esa magia que no los va a dejar ser
dos amantes del montó.
Ahora ella va a dos mil por hora por la vida
pisa el freno sólo para sus dos crí­os,
él supo hacerse más compañero del frí­o
ese que le hací­a sangrar por la herida.
Si hoy la describo, digo profeta Mahoma,
una vez hecho un trato ya lo consiguió,
y él adquirió una gran filosofí­a de goma
y zapatos baratos, eso no cambió.
Ninguno de los dos creí­a en el destino
y este se vengó. Para hacerse notar
les va poniendo más piedras en el camino.
Pero yo les juro fui el testigo
de esa magia que ellos seguirá
compartiendo eternamente
entre el tedio y la pasió,
el instinto y la razó,
entre la perseverancia
y la cruel resignació.
Esa magia que no los va a dejar ser,
unca los va a dejar ser,
dos amantes del montó.